Azucar, flores y muchos (pero muchos, no, en serio, muchísimos) colores forman parte de este curioso musical francés de los sesenta.
Suena a una experiencia feliz, pero no lo es tanto. Un amor que se debe ir y una ilusión adolescente a punto de morir.
Fuente inspiradora de Damien Chazelle (especialmente para Lalaland y para tanta otra película)
Abre tu paraguas (no adentro de la casa amermelado), ponte a cantar y disfruta de un nuevo capítulo de Cineclub.
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