Si pensabas que lo más brutal de The Brutalist era su estética monocromática y su tragedia existencialista, espera a ver cómo Adrian Brody usa su nariz como herramienta expresiva. En este episodio de Cineclub, desmenuzamos esta obra de arquitectura emocional, entre cemento, comunismo y primeros planos que podrían considerarse patrimonio de la humanidad. ¿Es una obra maestra o solo un ejercicio de estilo con pretensiones?
Escúchalo y decide si te unes a la fiesta… o si prefieres demolerla.
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