Sin que las autoridades estadounidenses tuviesen una estrategia cohesiva, la guerra en Afganistán desperdicia los primeros éxitos y a largo plazo resultará contraproducente para los intereses americanos ya que terminará alimentando la desilusión en la población afgana, la corrupción se mostrará como un mal endémico y terminará siendo la mecha que de paso al resurgimiento de los talibanes.