El general de brigada Roy Urquhart, implacable en la batalla pero también humano, fue un protector perenne de sus tropas. Sólo tenÃa un punto débil: volar le producÃa mareos. Fue, por tanto, una elección verdaderamente singular el ponerlo al frente de la 1ª División Paracaidista británica en la que serÃa la mayor operación aerotransportada de la guerra: el asalto a la Holanda ocupada.