Marzo de 1943. Dos convoyes aliados, el HX.229 y el SC.122, salen de Norteamérica con rumbo a Gran Bretaña. Durante tres días caen bajo el implacable asedio de los torpedos y de una fuerte tormenta atlántica. Fue la batalla de convoyes más grande de la Segunda Guerra Mundial, y una que estuvo a punto de costarles a los aliados la Batalla del Atlántico.