Por lo que respecta al aspecto militar, entre los mandos Aliados, incluyendo a Dwight D. Eisenhower1 se consideraba preferible el avance directo de las tropas aliadas hacia la frontera alemana en el Rin, sin desviarse para proceder a la liberación de París, aprovechándose de las graves pérdidas sufridas por la Wehrmacht durante las últimas fases de la batalla en Normandía y la situación de retirada en que se hallaban los restos dispersos de sus unidades. Se apunta que los estadounidenses habían iniciado una carrera con los soviéticos cuya meta era Berlín, la capital de la Alemania nazi, y que el desvío para tomar París podía comprometer el éxito en esa empresa.