La iluminación de casas y calles usando lámparas de gas tuvo un impacto enorme en la vida de las grandes ciudades a inicios del siglo XIX. Todos querían acceder a esta nueva maravilla de la vida moderna y en una ciudad alemana la iluminación a gas fue el punto de partida para una de las revoluciones químicas más importantes de la historia. Una que de paso le dio un impulso a la biología celular, a la microbiología y, de manera inesperada, al tratamiento de las enfermedades siquiátricas.