Estos perretes fueron, y son, capaces de conducir el ganado de manera autónoma. Aunque el pastor no esté, saben bien qué han de hacer para mantener el rebaño unido y a salvo y, aunque parezca increíble, lo hacen a través de la mirada, la más que famosa mirada del Border.
En silencio, sin estridencias, agazapado y con una mirada intensa y penetrante.
Volvemos a estar ante un perro adicto al trabajo que hace unos años se ha incorporado como perro de familia, pero que sigue manteniendo su instinto por el pastoreo y esto deberás tenerlo muy en cuenta porque si no cubres sus necesidades de trabajo, perseguirá y pastoreará todo lo que encuentre en su camino, ya sea una moto, bici, niños corriendo…..