Pero yo no creo en esas cosas.
Y se terminó la discusión, pero comenté para mí mismo.
Ojalá y si haya muerto para taparle la boca y me dé la razón.
Recuerdo que sin más dejamos el tema, pero el perro siguió aullando asta que sin darme cuenta deje de escucharlo.
Esa noche dormimos muy bien y desperté temprano, ya que tenía que trabajar y debía de hacer algunas cosas antes de salir de casa.
Terminé lo que debía y me apresure para salir y no llegar tarde a mi autobús, bese a mi esposa y salí de casa apresurado para llegar pronto a la parada del autobús.
Respiré aliviado al ver que aún estaban mis compañeros que también iban al trabajo, al llegar me saludaron y rápido me llegó la noticia.
Oye Carlos, ¿te diste cuenta que murió doña Porfiria?
Yo pensando que había escuchado mal, le contesté.
¿Disculpa que me dijiste?
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