Cuando comenzaron los gritos me quedé quieta, asustada, pensé en salir corriendo de inmediato para aquí, pero cuando me dí cuenta que alguien le estaba haciendo daño al señor Silvestre me detuve! Sumergida en ese pánico salí del departamento para asomarme lentamente hacia su casa, y apenas llegué hasta la ventana ví lo que le estaban haciendo! Pero te prometo que fue al ver quién era su verdugo lo que más me aterrorizó! El señor era arrastrado con violencia de un lugar a otro, tal cual fuera un muñeco de trapo, y mientras gritaba despavorido intentaba liberarse de esa cosa! Parecía un demonio, enorme e inmundo, tenía cuerpo de un hombre pero su rostro se asemejaba al de un animal furioso, malvado! Les juro que me quedé paralizada sin poder hacer nada por él, estaba sumamente espantada! Comencé a llorar pidiéndole a Dios que ayudara al pobre hombre...
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