No sé cuánto tiempo estuve así abrazado a esta chica, pero cuando me desaparte de ella parece que había descargado cientos de kilos de dolor y me sentí mucho mejor. La miré a sus ojos y le di las gracias por ayudarme a sacar mi dolor, ya que no había podido ni llorar en el funeral ni el sepelio de mi hijo, por cuidar de mi esposa y no dejarle que me viera derrotado. Ella me miraba sonriendo y me dijo.
Estoy muy contenta de haberte ayudado Beto.
Quiero que te vayas a dejar tú carga y regreses con tú esposa, ella estará mucho mejor ya lo verás, y tú, estarás mucho mejor después de esto querido amigo.
Maneja despacio y nunca dejes de tener fé en ella, ella ama a sus creyentes, la vida se compone de sorpresas y tú te llevarás muchas después de hoy querido amigo. Unos golpes en la puerta me hicieron brincar de mi asiento.
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