Por las noches ya nadie quería quedarse solo en un mismo lugar en las guardias, preferíamos estar acompañados. Los ruidos no cesaban sobre todo en la sala de partos, psicofonías de llantos eran de manera recurrente escuchados.
A los dos días siguientes entraron a labor de parto tres mujeres al mismo tiempo, esta vez el director optó por vigilarlas todo el tiempo así que se organizaron las guardias que teníamos que seguir.
Yo me tocó por desgracia en el turno de la noche junto con Ezequiel, así que nos dispusimos a colocar un pequeño sillón en el pasillo de las habitaciones, con un poco de luz y una TV con una videocasetera para ver unas películas.
Aún recuerdo que la señal de la video casetera fallaba mucho y se veían en ocasiones borrosas las películas. La luz siempre estaba parpadeando constantemente pero pensamos que posiblemente pudiera ser la lámpara (ya que la instalación estaba en perfectas condiciones).
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