LA OFRENDA

Un mar de personas niños, mujeres, hombres, ancianos caminado muy felices cargando sus ofrendas, comida de las más variadas, todos iban felices, más no alguien que extrañaba y amaba profundamente, su esposa, su compañera de toda la vida iba llorando cargando excremento de vaca, y una veladora.

Don Severo quería alcanzarla y pedirle perdón, pero al ver más atrás también encontró a sus padres llorando con su plasta de excremento de vaca.

Ese hombre no se volvió loco tal vez por que Dios no lo quiso pero poco faltó el dolor era tan insoportable que se desmayó...

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