En esos momentos la mujer desapareció completamente, pero mi hombro seguía doliéndome mucho. Me puse una chaqueta y de inmediato me dirigí a la casa del incendio. Cuando llegué miré que no se había consumido totalmente por el fuego. Entré a pesar de la restricción que había acordonado el lugar y comencé a mirar qué había dentro.
Era una casa decorada con objetos antiguos, desde los muebles hasta los cuadros que había en las paredes. Todos esos cuadros eran de mujeres diferentes, pero lo que más llamó mi atención fue que en todas esas mujeres de los retratos, estaban acompañadas por el mismo hombre de aspecto macabro.
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