Durante la noche comencé a sentir movimientos extraños. Me giré pensando en otro tipo de cosas, pero no era eso. Claudio dormía, pero realizaba movimientos erráticos. Sobre todo, sus piernas que parecían que pateara algo. Intenté despertarlo temiendo que tuviera una pesadilla, pero no lo hacía. Lo sacudí de lado a lado, aun así, me costaba mucho despertarlo. Me puse realmente nerviosa de que le pasara algo. De pronto, abrió los ojos, eran grisáceos como los ojos de un muerto. Grité de terror y salté de la cama, y de manera accidental fue como quité a mi esposo de ese trance. Él saltó de la cama, sus ojos volvieron a la normalidad, aunque desconcertado observaba hacia todas partes como si no reconociera donde estaba. Le hablaba, pero era como si nada. Lo llamé por su nombre más de una vez, no quería acercarme a él por temor
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