La hora de la cena fue la más incómoda de todas, nadie dijo una sola palabra, los 3 estábamos enojados entre nosotros. Cada día que pasaba las cosas se ponían peor. Mi auto tuvo algunas averías, se rompió la heladera de casa, uno de los caños del baño reventó inundando la casa, y las discusiones no faltaban a diario. Sentía en ese momento que se trataba del peor mes de mi vida. Comencé a sospechar de aquella reunión familiar, desde que Carlos me mostró su falsa sonrisa, las cosas comenzaron a cambiar para mí. Sospeché que mi hermano me hubiera hecho algún trabajo de brujería, pero, esa idea desapareció de mi mente. Durante los próximos meses, yo y mi esposa casi no nos hablábamos. Mi hijo había bajado las notas en la escuela, y yo comenzaba a tener problemas en el trabajo...
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