Al terminar de refrescarme, me seque el agua con mi toalla y después me vestí, volví poco a poco hacia la casa, abrí la puerta y caminé hacia la cocina que estaba cerca de aquella puerta prohibida.
Tomé un vaso y me serví agua para hacerme un café.
Tome los fósforos para encender la leña que tenia siempre el fogón caliente ya que no teníamos estufa de gas.
En eso sentí que algo estaba detrás de mí, y volví la mirada.
Poco a poco fui cayendo al piso engarrotada del terror por lo que había visto pasar.
Mi suegra levantada en el aire a la altura de mi rostro, sin que nadie la estuviera agarrando ella levitaba y con gestos y gruñidos pasó frente de mí.
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