SUSURROS

Segundos después el viento sopló tan fuerte que logró apagar el poco fuego que quedaba en las brasas, y Vicente huyó despavorido perdiéndose en la nada, en esos instantes el frio comenzó a apoderarse de mi cuerpo y nuevamente no podía realizar ningún movimiento. Asustado por lo que me estaba pasando, la frente me comenzó sudar a chorros y el corazón no dejaba de latir con todas sus fuerzas dentro de mi pecho. Momentos después, aquella mujer se puso de pie dándome las espaldas para alaciar su largo cabello con la punta de sus dedos, podía leer los movimientos que hacía y cómo se meneaba al compás del movimiento que realizaba al cepillarse con sus dedos. El viento la acompañaba nuevamente pues no dejaba de soplar y ella seguía dándome las espaldas mientras yo me congelaba sin poder moverme, hasta que por fin pude decir unas frías palabras:

__ ¿qui……quién eres? ¿quée, me está pasando?....

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