YO ESTUVE AHÍ

Cuando de casualidad me levanté de la cama y lo encontré parado en el patio en soledad; el depósito al que él se refería era un pequeño cuarto que había a un costado, en el que guardábamos las mercaderías con las que reponíamos el puesto del mercado. Una vez que tuvimos dentro tampoco vimos nada extraño, lo único que yo comencé a percibir fue una tétrica sensación, como si mi padre tuviera razón, algo había ahí con nosotros; caminé hasta uno de los rincones donde me puse a revisar si las cajas estaban cerradas, en tanto él revisaba por otro lado. Al comprobar que todo estaba en orden volteé para decírselo, siendo ese momento cuando ví su cara; estaba pálido, paralizado, aterrado, y con gestos casi suplicantes me indicó que me quedara quieto, dándome a entender que había algo detrás de mí...

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